
Había escuchado muchísimo de El Infierno, incluso creo que representará a México en no recuerdo que premios. Me hice muchas expectativas, todas ellas altas, pensando en qué, si tanto se hablaba de ella y la elogiaban, tal vez si estaba increíblemente buena. No fue así y he aprendido algo: don´t believe the hype, como lo leí en un tuit de un dude de mi timeline.
¿Por dónde empezar?, por el director, Luis Estrada. No sé si todos lo recuerdan, al parecer no, ya que para casi todo mundo, es una película que "rompe tabús", pero no sé si toda su filmografía, pero al menos un 70% habla exactamente de lo mismo. Incluso, he llegado a formarme un concepto de él gracias a sus ideas: es uno de tantos hippies revolucionarios, con la diferencia, de que él hace películas. No estoy diciendo que está mal crear conciencia a la sociedad mexicana con cada una de sus cintas, pero, al menos para mí, ya fue suficiente.
En mi percepción, ya había visto exactamente la misma historia en algo que se llamó La Ley de Herodes, hace mucho tiempo atrás, igual de Estrada e igual conmocionó a la gente por su crítica al Estado. Pero, es exactamente la misma trama: un individuo puro, honesto e inocente que se topa con una sociedad corrompida hasta los huesos y, derivado de muchas circunstancias, se comienza a convertir poco a poco en uno más de esos ciudadanos infectados, hasta llegar al borde de la catatonia y de los extremos, por supuesto.
No criticó el reparto, que por cierto es de ensueño, con un Damián Alcázar que nunca nos ha quedado mal y un Joaquín Cosío que toda la vida se ha caracterizado por crear personajes entrañables (mascarita es mi favorito), incluso hasta las mínimas participaciones son impecables (Gímenez Cacho) y la cereza del pastel es la guapa guapa Elizabeth Cervantes (que de Fuera del Cielo para acá han sabido explotarle su "talento"). No voy a decir que es una mala película, hasta cierto punto es divertida, muy apesar de que el final es infinitamente lento.
Si bien fue el "negro en el arroz" de todas las películas del bicentenario, por su contenido satírico; no podemos negar también que se trata de una hipérbole constante. Quiero decir, mi sensación al final de la película fue exactamente la misma que si hubiese visto una pastorela muy bien armada.
No sé si hagan falta películas así en México, tal vez sí. Pero repetir la fórmula una y otra vez, puede llegar a cansar al espectador, por el momento, a mí ya me perdieron.
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